BUENA PRENSA

Cosas ciertas dice Augusto Álvarez cuando se refiere a las bravuconadas inaceptables del jefe de Estado. Pero otras más grandes, las calla. Álvarez relata lo que ocurrió cuando el presidente Alan García visitaba una construcción en El Agustino, y el correcto reportero Carlos Villarreal, de RPP, le planteó, "con el respeto que lo acostumbra", una pregunta periodísticamente pertinente pero que no le gustó.

Álvarez saca cara por el reportero y eso está bien. Pero ¿dice algo del comportamiento de sus compañeros en cabina?. ¿Qué opina el señor Álvarez del las preguntas suavecitas de su compañero, el gastronómico Raúl Vargas cuando habla con García? ¿Qué opina del dueño de RPP, Manuel Delgado Parker y sus arrumacos con Montesinos y hoy con García?. Está bien defender a Villarreal que hace ochenta años sigue ganando mil quinientos soles en RPP, pero qué dice de la línea que ha adoptado RPP con relación al gobierno?. García no necesita mandar mensajes a los dueños de la radio, porque sabe cómo se están comportando. El señor Álvarez eso lo sabe. Pero no lo menciona. Es mejor hablar del tal Villarreal, que es como hablar del negro Vidal.